viernes, 3 de mayo de 2013

Caballerosidad deportiva mal entendida


Caballerosidad deportiva mal entendida


En ajedrez a veces existe algo que se malinterpreta como caballerosidad deportiva, como jugar limpio, aunque en realidad es solamente una exageración a conductas deportivas que se interpretan de forma equivocada. Hace unas pocas semanas, Navara, el GM checoslovaco, jugaba con el GM Moiseenko, en la Copa Mundial 2011, cuando se presentó una situación anómala. Jugaba Navara y aparentemente tocó el rey y su alfil, prácticamente de forma simultánea. Su rival advirtió al juez y después de unos minutos de discusión parece que quedó claro para Moiseenko que Navara no había querido realmente tocar a su monarca y se le permitió hacer la jugada del alfil. En caso de que el jue
z hubiese decidido en contra de Navara, éste hubiese perdido la partida inmediatamente pues habría perdido una pieza. La partida continuó y Navara llegó a una posición ganadora. Mate en un par de jugadas... Pero no lo ejecutó. ¿Qué hizo? Ofreció el empate, porque se sentía mal por la situación y discusión anterior. ¿Hizo bien? ¿Hizo mal? Los árbitros le concedieron a Navara y a Moiseenko, unos días después, un premio especial por "fair play".

De acuerdo a las propias palabras de Navara: "no sé quién tenía la razón". Navara sintió que el match no debía decidirse por esta situación anómala o por una protesta sin suficiente evidencia. No quería además ser acusado de pasar a la siguiente ronda de forma ilegal y por ello ofreció el empate. A la postre el GM checoslovaco pasó a la siguiente ronda, eliminando a Moiseenko.


Pero este caso no es único. Malakhov, en el Campeonato Individual Europeo de hace unos pocos años, contra Azmazparashvilli, éste último cambió su jugada y esto le permitió coronarse campeón de Europa. Cabe decir que Azmazparashvilli se sintió mal con su proceder y en algún momento le ofreció tablas a su rival, el cual no acepto (de acuerdo a Geurt Gissen, el prestigiado árbitro internacional, en su columna de Chesscafe.com).

Pero Tim Krabbé, que lleva un registro de todo género de situaciones curiosas en ajedrez, lo cual daría a muchos libros del tema, y que tiene un sitio web, es de la opinión de que: "Apiadarse del rival es contra el espíritu deportivo", y para ello pone el siguiente ejemplo del torneo de Wijk aan Zee, de 1970:




Platonov- Cortlever
Wijk aan Zee, 1970
Juegan las blancas
En esta posición las blancas tienen la partida ganada después de 54 jugadas. Simplemente jugando 55.Td7 las negras podrían rendirse. Por ejemplo: 55. ... Db6 56. Td8+ Rh7 57.Dd3+ Tf5 58. g4 y se acabó. En lugar de eso, Platonov cometió un espantoso error y jugó: 55.Td8+?? con lo cual las negras podrían responder con 55. ... Te8+ a la descubierta, con lo cual se pierde la torre ya que a 56. Td6 Te6 gana. Cortlever jugó la torre para cubrir el jaque, pero inmediatamente ofreció el empate, el cual fue aceptado por Platonov.

Dice Krabbé entonces: "Pensamos que la reacción deportiva de Cortlever merece respeto y admiración", escribió Barry Withius en el boletín del torneo. Pero, dice Krabbé "yo personalmente desprecio este tipo de caballerosidad", y agrega: "Está en el espíritu de todos los deportes sacar ventajas de las debilidades de su oponente si está dentro de las reglas. El deporte es duro, es cruel. El deporte es realmente sobre sacar ventajas de los errores, haciendo que el rival se vea patético -y no sobre excelencia moral. No veo porqué tiene que ser diferente en ajedrez." Y concluye: "Cortlever debió haber sido expulsado del torneo".

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